La ola de las finanzas abiertas avanza en América Latina, retando a reguladores, bancos y fintechs a evolucionar sus estrategias digitales, en un contexto donde la innovación y la colaboración en nuevos modelos de negocio serán fundamentales para no quedarse atrás.
Se espera que la red de open finance regional siga creciendo con ímpetu en los próximos años, y aunque cada país está manejando sus propios desafíos de desarrollo de infraestructura y regulación, los esfuerzos se inclinan hacia las asociaciones, las finanzas embebidas y la conexión a través de la “APIficación” de la economía digital. Esto promete generar beneficios para los usuarios en términos de poder de elección, inclusión financiera y modernización de los servicios y productos que consumen. Para los bancos también se abren fuentes de ingresos al abordar nuevas verticales, mientras rentabilizan los productos tradicionales y mejoran la experiencia general de uso.
“Los bancos no son el fin de una experiencia, son el medio; un habilitador. Nadie quiere comprar servicios bancarios, los necesitamos” |
Claudio Rodrigues, lider de tecnología de Banco Ripley en Chile. |
“Por eso, el open banking es una manera de estar habilitando cada vez más experiencias, combinando el servicio bancario con experiencias que otras empresas pueden brindar. Es estar como un aliado en la experiencia del cliente”, agrega.
El especialista asegura que las formas de operar de gigantes tech como Spotify, Google y Waze han cambiado la manera en la que las empresas financieras monetizan sus operaciones y se relacionan con sus públicos.
“Es necesario ser creativo y encontrar maneras de rentabilizar los servicios fuera del formato tradicional, donde el cliente debe tener una cuenta o una tarjeta para interactuar con un determinado banco”, añade.
Bajo el esquema de Open Banking, y con el permiso de cada titular de cuenta, los usuarios de plataformas o aplicaciones de terceros se conectan directamente a las instituciones financieras, las que acceden a sus datos autorizados de su información personal; como su historial crediticio o el registro de sus pagos.
En este sentido, se estima que las APIs públicas y privadas seguirán creciendo desde los 200 millones actuales a unas 1.700 millones en 2030, cimentándose como una fuerza productiva global y sustento de los modelos de finanzas abiertas, según un informe del 2021 de F5, empresa que se enfoca en prevenir vulnerabilidades.
El horizonte nos deja entrever una banca disponible en cualquier momento, y en cualquier lugar.
Las APIs públicas y privadas seguirán creciendo desde los 200 millones actuales a unas 1.700 millones en 2030 |
El ejemplo de Brasil en Open Finance |
El mercado brasileño es el que más avances tecnológicos, regulatorios y de implementación presenta en la región. La cuarta fase de despliegue está vigente desde diciembre y el Banco Central evolucionó recientemente el concepto de open banking a open finance, para incluir otros servicios como seguros, inversiones o pensiones.
En el primer año de implementación hubo poco más de 231 millones de interacciones para compartir datos (llamadas de APIs), algo que según la Federación Brasileña de Bancos (Febraban) muestra un avance mayor comparado con otros países que han desarrollado el estándar. También permite avizorar la acogida que tendrá el sistema en ese país y su potencial en el resto de la región.
En ese marco, BS2, un banco digital para empresas, aprovecha las capacidades de Open Banking en asociación con la plataforma de contabilidad digital Contabilizei para automatizar la apertura de cuentas digitales. La asociación es una muestra de la esencia de Open Banking y de su potencial para crear nuevos modelos de negocio.
PIX, el exitoso sistema de transferencias instantáneas del Banco Central, también tendrá un nuevo impulso, con la perspectiva de que tenga influencia positiva en otros medios de pago electrónico. Esto ya está sucediendo con la implementación de la función de Iniciador de Pagamentos (iniciador de pagos) en el marco de finanzas abiertas.
Antes, si un consumidor utilizaba una aplicación de entrega de comida y utilizaba PIX para pagar, se le proporcionaba un link con un código que tenía que copiar y pegar en su app bancaria, y luego volver a la aplicación de entregas. La regulación de banca abierta, a través de la “iniciación de pagos” permitió que todas las plataformas no bancarias puedan ofrecer pagos con PIX directamente.
Así, se logra un flujo de pago más sencillo y ágil, reduciendo el abandono de las compras y aumentando la potencialidad de conversión para las empresas.
Nuevos modelos de negocios abiertos
En esta línea, Banking as a Service (BaaS), es otra avenida que está pendiente de explorar en la región.
Con este modelo, terceros pueden pagar por servicios bancarios a medida que los utilizan, acortando la inversión de erigir una entidad financiera y utilizando las licencias del proveedor bancario.
Bajo este modelo, la fintech brasileña Zoop, que pertenece al Grupo Movile, alcanzó 250.000 cuentas digitales activas en su plataforma bancaria en un año de operaciones. Zoop es una proveedora de BaaS y empresas como iFood, una aplicación de comida por delivery, aprovecha el servicio para habilitar productos bancarios a su red de restaurantes, como la cuenta digital iFood.
El mercado de México |
Otro mercado atractivo de América Latina es México y también está avanzando su regulación de Open Banking, aunque más lentamente. La Ley Fintech de 2018 establece un apartado donde es obligatorio el desarrollo de APIs para compartir datos, pero aún se esperan resoluciones secundarias que darán las pautas para el despliegue concreto.
Esto ha dejado a algunos bancos preparados tecnológicamente para abordar el esquema, pero dudando si se podrá generar suficiente interés de los usuarios para que compartan sus datos.
No obstante, pocos dudan de las prestaciones del esquema, una vez que haya generado masa crítica de bancos y usuarios operando interconectados.
Las propuestas incluyen aplicaciones donde se muestren de forma unificada las cuentas de diferentes bancos, que maneja un mismo usuario; asi como aplicaciones donde comparadores de seguros o fondos de pensiones adquieran créditos más acertados, logrados mediante el cruce y análisis de los hábitos de compra y pago de los usuarios.
Por ejemplo, el banco BBVA en México ha integrado sus productos de ahorro a la plataforma de empleo doméstico Zolvers, advirtiendo que muchos trabajadores no contaban con una cuenta bancaria para facilitar el depósito de sus honorarios. El banco está aprovechando la confianza y el acceso que este sector tiene en la plataforma para abrir cuentas de ahorro.
La hiperpersonalización de productos
Las finanzas abiertas se basan en el paradigma que los usuarios son los dueños de sus datos, y no los bancos, y por ende deben consentir antes de ser compartidos con distintas entidades con el fin de personalizar y agilizar el desarrollo de sus productos.
La banca cuenta con datos sensibles sobre sus clientes y si se comparten en sistemas confiables regulados por las autoridades, permiten ajustar la oferta; y no solo eso, se abre la puerta a que otros jugadores no financieros puedan crear productos relevantes o compartir información útil para todo el sistema.
El vincular servicios en otras plataformas, permite convertir a los bancos en proveedores tecnológicos, mientras reduce costos operativos a través del uso de hubs y APIs, que no requieren desarrollar aplicaciones de software propias cada vez que se quiere lanzar un servicio al mercado o enriquecer una experiencia.
Esto permitirá la aparición de nuevos modelos de negocio y veremos empresas posicionándose como plataformas cuando la banca abierta facilite el intercambio de datos y promueva la expansión de un ecosistema conectado por APIs, señala Fernando Radunz, CIO de BS2.
Por ejemplo, cruzar datos alternativos es algo que está haciendo Uber y Didi, quienes están aprovechando la información de viajes, horarios de trabajo y ganancias generadas a través de las apps, para habilitar créditos a conductores y usuarios. En concreto Uber a través de acuerdos con entidades financieras y Didi poniendo el capital directamente, es como se generan los créditos.
Evidentemente, todo esto requiere agilizar las arquitecturas bancarias y migrarlas a alternativas como la nube, que permite organizar la información y analizarla rápidamente, para dibujar patrones y así personalizar las soluciones.
Es necesario agilizar las arquitecturas bancarias y migrarlas a alternativas como la nube,que permite organizar la información y analizarla rápidamente, para dibujar patrones para personalizar las soluciones. |
“Los bancos necesitan encontrar formas de recuperar e institucionalizar el espíritu de las startups. Una forma de hacerlo es impulsar la migración a la nube pública y crear el tipo de plataformas flexibles y frecuentemente actualizadas que se requieren para seguir el ritmo de sus competidores”, recomienda Nicolás Deino, director ejecutivo para la industria financiera de Accenture Chile.
De hecho, la consultora crediticia brasileña Serasa Score dice que combinando la información obtenida con los protocolos de banca abierta y procesándola con inteligencia artificial, lograron puntajes crediticios mucho más confiables, viendo un aumento del 49% en la capacidad de pago esperada de los acreedores.
“Open finance va a hacer que aumente muchísimo el número de empresas, de jugadores, que estén participando en el mercado y que aparezcan nuevos modelos de negocio que hagan todo el entorno más competitivo, más innovador”, dice Daniel Pujazón, policy lead de PagoNxt, la fintech del grupo Santander, comentando sobre el avance de la apertura de los datos en Latinoamérica.
“No obstante, para que esto realmente revierta en beneficios para el cliente, los ecosistemas de compartición de datos deberían tender a un concepto open data y plantearse con una visión centrada en el cliente y cross sectorial, para que los clientes puedan beneficiarse de todos los datos que generan, independiente de si estos se producen de su relación con una entidad financiera, una telco, una utility o un retailer”, agrega.
La tendencia permite avizorar un futuro con datos abiertos, donde las empresas tendrán que redoblar esfuerzos y tecnología para aprovecharlos y traducirlos en beneficios para el cliente. Esto exige innovación y colaboración entre diversos jugadores que generarán nuevas maneras de hacer finanzas; algunas que incluso todavía no han sido pensadas.
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